Lo más habitual es que, cuando un particular se decide a
instalar una piscina en su vivienda, lo haga en el jardín de la misma. Pero, el
resultado no siempre es el esperado. Porque no es fácil integrar las
estructuras artificiales de estas piscinas en un entorno natural como el que
conforma la vegetación de un jardín. Más si tenemos en cuenta que el agua con
la que se rellenan, al estar tratada con productos químicos, es incompatible
con el crecimiento o desarrollo de nada vivo.