viernes, 14 de junio de 2013

Por qué el mantenimiento de un spa no es igual que el de una piscina

Spas y Piscinas no son lo mismo

Aunque los spas tienen muchos elementos en común con las piscinas, lo cierto es que se trata de dos instalaciones diferentes, tanto en su aspecto como en su funcionalidad y características. Por eso, no debe extrañar que las pautas, que son válidas para realizar un correcto mantenimiento de las piscinas, no se corresponden exactamente con las medidas que se precisan para el mantenimiento de un spa.

Uno de los condicionantes que más marcan la diferencia entre un spa y una piscina es la diferencia de la temperatura del agua. En el caso del agua de los spas tiene una temperatura mucho más elevada que incluso si se compara con la de las piscinas climatizadas. 

Pero además, resulta que en un spa el volumen de agua comparado con los bañistas que lo usan es mucho menor que en la piscinas.

Estas razones bastan para entender que la posibilidad de que la calidad del agua de un spa se deteriore sino se realiza el mantenimiento correcto, es mucho más rápida que en el caso de las piscinas. He ahí una de las claves, que se realice un mantenimiento regular y constante, con los productos adecuados.

Porque esta es la otra condición, usar productos específicos para el mantenimiento de spas, que son ligeramente diferentes de los que se comercializan para piscinas. No hay que olvidar que los microrganismos que enturbian el agua de los spas no solo se fijan en las paredes, también pueden llegar a las tuberías, por lo que una vez que aparece el problema, es mucho más difícil su solución.

La Piscina Bethesda, una instalación cargada de simbolismo

Pocas veces nos paramos a pensar que las piscinas, al igual que sucede con otro tipo de creaciones humanas, no son originales de nuestras modernas sociedades actuales, sino que desde los primeros tiempos, los hombres idearon espacios en los que poder disfrutar del placer de un refrescante y relajante baño. En las ocasiones en las que nos paramos a pensar en ello, nuestro conocimiento llega hasta las construcciones romanas o árabes como ejemplos de piscinas antiguas.

Pero, hay casos como el de la Piscina Bethesda en el que estas instalaciones tenían un valor espiritual añadido que las llevaba a convertirse en símbolos esenciales para las sociedades y culturas que las crearon. Porque, la Piscina Bethesda, también conocida como la Piscina Probática es clave para entender algunos capítulos muy importantes de la historia del judaísmo y del cristianismo.

Hay que indicar que la Piscina Bethesda se encuentra ubicada en el actual estado de Israel, más concretamente en Jerusalén en lo que se conoce como el camino hacia el valle Beth Zeta. La construcción de este complejo, pues se trata de cinco piscinas que ha ido descubriéndose en diferentes trabajos arqueológicos, está fechada en torno al siglo VIII a.C.

En la Piscina Bethesda  es donde se supone que tuvo lugar la curación de un paralítico que se describe en las Sagradas Escrituras, un milagro singularmente representativo para los cristianos. Pero, en el caso de la cultura hebrea, está documentado que las instalaciones de la Piscina Bethesda servía para bañar en sus aguas las ovejas destinadas al sacrificio en el Templo de Salomón.

La importancia de planificar bien la hidráulica en las piscinas


Son muchos los elementos que intervienen de una manera más o menos directa en el correcto funcionamiento de las piscinas y en las prestaciones que estas pueden proporcionar a sus usuarios. Algunos de estos accesorios suelen copar el interés de los propietarios de piscinas, ya que son claramente conscientes del importante papel que desempeñan para el mantenimiento de sus piscinas, como es el caso del sistema de filtrado. Pero, hay otros elementos que se suelen considerar secundarios, como sucede con mucha frecuencia con la hidráulica y, sin embargo, se trata de una pieza clave a la que habría que prestar más atención.

De hecho, la mayoría de los propietarios desconocen qué tipo de hidráulica conforma su piscina. Un grave error pues hay determinados problemas que tienen que ver con nuestras piscinas que dependen del sistema de tuberías con el que cuente. Uno de los principales afectados, por ejemplo, es el filtrado cuya potencia es proporcional al cauce que tenga cabida por las tuberías.

Por eso, en los casos de nueva obra es esencial que los diseños de piscinas contemplen el sistema hidráulico como una de sus prioridades, y que se proyecte esa hidráulica en función de las prestaciones que se quiera obtener de la piscina.

La máxima sobre la que hay que trabajar en el tema hidráulico es la de que a mayor diámetro en las tuberías mayores posibilidades. Aunque, no siempre es este el único condicionante, la única solución es planificar la hidráulica teniendo en cuenta el diseño general de toda la pisicina.