En los últimos años se ha detectado una tendencia, que se
está consolidando, la de una mayor demanda en la instalación de piscinas
particulares en viviendas de la llamada clase media. Y en zonas emergentes. En
la capital, Santiago, esta concentración se aglutinaría en comunas como La
Florida, Ñuñoa, Colina o Peñalolén.
Los profesionales del sector de la construcción de piscinas
confirman que son cinco las temporadas consecutivas en las que han observado
esta mayor demanda. Hasta ese momento, estas instalaciones estaban reservadas
para la clase alta de forma exclusiva. Pero, precisamente una de las razones
que motivan a los propietarios de las zonas antes citadas es la de elevar el
valor de sus viviendas, lo que consiguen fácilmente incorporándoles una piscina.
También estarían en esta situación los habitantes de Huechuraba, Puente Alto,
Pudahuel, Maipú, San Bernardo, Lampa y San José de Maipo.
Si queremos hacer un perfil que refleje a estos clientes,
estaríamos hablando de matrimonios de mediana edad (de 35 a 45 años) y con
niños. Se trata de parejas con disponibilidad económica pues habitan viviendas
de compra reciente en las que, además están efectuando mejoras. Son
consumidores exigentes y con información sobre las novedades en el sector de
las piscinas, lo que se traduce en la exigencia de accesorios para mejorar la
seguridad y el mantenimiento de sus piscinas.
La instalación de una piscina puede rondar, de media, entre
60 y 150 mil pesos, en función sobre todo de las dimensiones elegidas y de los
materiales.
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